Parece que otro día más mis ojos se dan cuenta del reflejo, y que soy yo la que aparece delante del espejo, en pijama y despeinada.
Aún me queda una hora para salir de casa y llegar a tiempo a clase, pero creo que mis ojos quieren seguir observándome para contemplarse. Llenos de vida, de secretos y silencios, se adentran hasta encontrar mi alma, chocando con ella y reflejando entonces lo que soy: quizá tan sólo materia en proceso y sentimientos ablandados por el tiempo transcurrido frente a ellos.
No soy más que lo que pretendo ser, no soy más que nadie, pero tampoco menos que los demás, y quizá, tan sólo quizá, soy aquello que los demás ven pero yo no consigo divisar porque cierro mis ojos unos segundos antes de que ellos me muestren quien soy. Y es que a veces me planteo si realmente sé quién soy.
Aún me queda una hora para salir de casa y llegar a tiempo a clase, pero creo que mis ojos quieren seguir observándome para contemplarse. Llenos de vida, de secretos y silencios, se adentran hasta encontrar mi alma, chocando con ella y reflejando entonces lo que soy: quizá tan sólo materia en proceso y sentimientos ablandados por el tiempo transcurrido frente a ellos.
No soy más que lo que pretendo ser, no soy más que nadie, pero tampoco menos que los demás, y quizá, tan sólo quizá, soy aquello que los demás ven pero yo no consigo divisar porque cierro mis ojos unos segundos antes de que ellos me muestren quien soy. Y es que a veces me planteo si realmente sé quién soy.